Aspiraban los independentistas catalenes a colocar el punto y final a su relación soberanista. Paradójicamente, después de tanto discurso, manifestaciones y amenazas mutuas entre Gobierno central y autonómico, los catalenes han decidido poner punto y seguido a su vínculo, ni tan siquiera punto y aparte.
Una vez superada la maniobra de distracción, de la que cada una de las partes ha hecho uso y disfrute para evitar abordar el monotemático tema de la crisis, y la cual ha generado igualmente unos gastos económicos con sus correspondientes campañas electorales. Nos queda pensar si todos se acabarán conformando con el punto y seguido, o nos obligarán a sufrir los puntos suspensivos...
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