lunes, 15 de julio de 2013

REENCUENTRO

Afirmó J.S.Mill en su Diario que el fin del mismo residía en la necesidad de experimentar con los pensamientos y que para ello se obligaría a tener por lo menos un pensamiento cada día, que mereciera ponerse por escrito. Salvando las distancias, que son  muchas, este ha sido siempre mi propósito y mi prolongado silencio no se ha debido a la falta de pensamientos, dato que por cierto sería alarmante. Tampoco que no mereciera ponerse por escrito, no. Todo lo contrario, cada día mi antesala mental se llenaba de ideas y ocurrencias derivadas del devenir ya fuera personal o ese otro tan manido, social político/económico; pero yo misma le aplicaba un filtro que les impedía pasar de la antesala, ya que mi lenguaje, probablemente empobrecido y en crisis como todos nosotros, se había dejado menguar y amilanar contagiado del aquel con el que nos tratan a diario, formulando tan solo despropósitos faltos de argumentación racional y plagados de improperios, hablando en plata, insultos, maldiciones y todos los sapos y culebras propios del enfado de un personaje de cómic. Ahora espero haberme redimido y retomar el sano ejercicio de construir con la palabra, aunque permítanme la licencia ocasional de que la vehemencia verbal me supere y acabe blasfemando contra todos aquellos para los que servimos de escarnio, es decir, se va a reír de nosotros vuestra ......... madre. Más claro, agua. 

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