domingo, 24 de junio de 2012

MAGIA

Estoy convencida de que anoche, en todas y cada una de las hogueras que iluminaron la noche de San Juan, ardieron entre las fauces del fuego mágico los mismos propósitos: la crisis y sus daños colaterales, llámense  paro, recortes, estafas, corrupción, política, iglesia, banqueros o dinero. 
Pero algo debió fallar, porque el sortilegio no surtió efecto y hemos amanecido con otro día igual; imperfecto, injusto e irracional.
¿Hemos de suponer que hemos perdido la magia o que ya no nos quedan ganas de inventarla? No. Aún seguimos haciendo magia, aunque no lo parezca. Cada día cuando nos levantamos y nos reinventamos para seguir sobreviviendo pese a todo y  todos. 
Por tanto no hemos perdido ese toque mágico, tan solo la capacidad de apreciarlo. 

lunes, 18 de junio de 2012

FALTA DE CULTURA

El ayuntamiento de Huércal-Overa ha decidido cambiar el nombre de su Teatro Municipal, hasta ahora llamado "Rafael Alberti", alegando que dicho nombre no vendía o que no todo debe de llevar título de personaje de izquierdas. 
Tras un sesudo debate que debe haberles llevado horas de reflexión han tenido a bien nombrarle como "Teatro Municipal Huércal-Overa", que donde va a parar vende muchísimo más. 
Se ve que a la hora de buscar personajes culturales de derecha con los que renombrar su teatro, no encontraron ninguno. 

domingo, 10 de junio de 2012

DESTREZAS ECONÓMICAS

Ahora que los bancos se hunden, resulta que el dinero es de todos.
Pero también lo es cuando falsifican nóminas para conceder hipotecas imposibles de asumir, cuando se aprovechan de la ingenuidad del que firma con confianza, cuando venden fondos con inversiones irrecuperables, cuando engañan con la sonrisa forzada y aún así se niegan a dar explicaciones de sus actos.
Ese dinero también es nuestro. No es cuestión de conformarse con la nada o, si acaso, con un juego de sarténes o toallas. 

viernes, 8 de junio de 2012

LA HISTORIA DE UN ZAPATO

Los zapatos ya no son los protagonistas de un cuento de príncipes y aspirantes a princesas, porque ser plebeya es vulgar, con final feliz al encajar el zapatito en el diminuto pie de la ansiosa joven.
Ahora son armas arrojadizas como protesta o, más bien, pataleta incontrolada en la que ante la perdida total de racionalidad se acaba lanzando lo primero que se tiene a mano. La ira y la rabia ciegan mentes, hasta ese momento claras, y se apoderan del impulso de agredir al que no atiende a razones ni a lógica.
Pero un zapato es eso, un simple objeto que a lo sumo con algo de distancia y un poco de fuerza (simples leyes físicas), podría causar algún moratón y la consabida humillación pública.
El más famoso de los zapatazos lo perpetró el periodista chií Mountazer al Zaidi contra George W. Bush en una rueda de prensa en Bagdad. Iraq, país islámico y con leyes inflexibles, determinó que nueve meses fueron suficientes para que el sublevado periodista aprendiera la lección de que "No se deben tirar zapatos a altos dignatarios" (salvando las distancias con lo que respecta a Bush, claro).
Otro sonado zapatazo tuvo lugar en Sevilla, cuando el kurdo Hokman Joma lanzó su zapato (comprado con un sueldo de camarero) contra el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan. Las leyes españolas, país europeo y civilizado (o al menos eso tenemos entendido), lo sentenció a tres años de prisión que va a cumplir íntegros, aunque en reiteradas ocasiones se ha solicitado su indulto, recomendado hasta por el propio magistrado que le impuso la pena al considerar desproporcionado el castigo con respecto al acto cometido. 
El gobierno español, sea del color que sea, ha preferido guardar la compostura diplomática antes que atender a la razón. Mientras, se indultan a banqueros y políticos corruptos, que muchos de ellos ni tendrán que verse las caras ante un juez.
Hokman Joma arrojó un solo zapato en un momento de arrebato, pero ahora está siendo pisoteado por varios pares de zapatos, que embuten pies que jamás caminaron descalzos por el desierto.