domingo, 10 de junio de 2012

DESTREZAS ECONÓMICAS

Ahora que los bancos se hunden, resulta que el dinero es de todos.
Pero también lo es cuando falsifican nóminas para conceder hipotecas imposibles de asumir, cuando se aprovechan de la ingenuidad del que firma con confianza, cuando venden fondos con inversiones irrecuperables, cuando engañan con la sonrisa forzada y aún así se niegan a dar explicaciones de sus actos.
Ese dinero también es nuestro. No es cuestión de conformarse con la nada o, si acaso, con un juego de sarténes o toallas. 

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