miércoles, 26 de diciembre de 2012

SILENCIO ENSORDECEDOR

No, no me he quedado muda, ni tan siquiera enmudecido. Nadie me ha censurado, ni me he autoimpuesto el silencio más absoluto. Sencillamente hay momentos en los que hay tanto que decir que las palabras se agolpan, aglutinándose en la punta de la lengua, en mi caso en la punta de los dedos, desordenadas y presurosas por ser las primeras en cobrar vida. Y en el intento de organizarlas se me quedan prendidas muchas de ellas con imágenes que desearía borrar y desterrar de nuestra actual realidad. 
A veces resulta demasiado complicado convivir con las situaciones que nos está tocando "sobrevivir" y las palabras, sobrecogidas, gritan desesperadas sin que nadie las escuche.

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