martes, 6 de marzo de 2012

INCOHERENTE ANONIMATO

Resulta incoherente que el colectivo Anonymous se defina de esta manera, anónimos, cuando ellos promueven que todo sea público. Unos anónimos defienden el uso público e indiscriminado de las obras, por las que un autor cobra unos derechos. Parapetados tras la pantalla, el entramado de redes y el lenguaje cifrado defienden unos bienes comunes que no les pertenecen; enarbolando su bandera con palabras como libertad o derechos, cuando ellos mismos no respetan los derechos ajenos. 
Unos anónimos defienden la información pública de los datos privados de aquellos que no comulgan con sus ideas, es decir, atacan y persiguen a todo aquel contrario a sus pensamientos sin respetar la libertad de expresión. ¿Nos suena de algo, no? Difunden los datos personales y se sientan a esperar a que los peones enfurecidos ejecuten sus peores intenciones. Desde un ordenador publican toda la información necesaria para crear objetivos, blancos fáciles para el que esté dispuesto a dejarse llevar por su cruzada y hacer algo más que teclear.  
Pero se les ha olvidado hacer público también sus datos privados, aquellos que presentan a ejecutivos de empresas de seguridad informática, percibiendo sueldos superiores a 3.000 euros, con viviendas en urbanizaciones de lujo y cobrando, paralelamente, por encriptar ordenadores para evitar sus propios ataques. 
Resulta demasiado incoherente y, por eso ahora, su anonimato no es distinto del que cubre su rostro para no ser reconocido cuando comete un delito.  

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