Hoy que se celebra el día Mundial de la Poesía deberíamos pararnos, detener los frenéticos pasos de la rutina y escuchar a los poetas. Hoy que es su día, dejémosles que nos avasallen con sus voces en susurros asonantes, con la métrica medida, con los sentimientos alojados en versos o con las estrofas declamadas.
Hoy que tenemos licencia "oficial" (que al parecer el resto del año no) para recordar la poesía, incluso ponernos románticos o nostálgicos recordando los versos garabateados en la época en la que las mujeres son solo un proyecto de feminidad y los niños rasuran sus imberbes barbillas; dejemos que la poesía se cuele por los resquicios de la monotonía planificada y preparada que nos imponen. Rebelémonos contra la dictadura económica disfrazada de crisis, contra los ladrones con apariencia de políticos, contra la indolencia que amenaza con convertirse en crónica, contra las muertes que son menos muertes por no ser del primer mundo, contra las guerras organizadas en despachos, contra los verbos corruptos que inundan las sucias bocas de quienes nos gobiernan, perdón, nos manipulan.
Permitamos que los versos de aquellos que durante años no han podido callarse y enmudecer su amor, su miedo, su rabia, sus ganas de cambiar el mundo, de hacer que el hombre sea más hombre y no tan indigno que no llega ni a ser animal; se adueñen de nosotros. Quizás, con un poco de suerte, aún no esté todo perdido y solo baste una métrica adecuada.
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